CUANDO ES MEJOR DECIR ADIOS



Algunas parejas se encuentran atrapadas en una relación que ha llegado a su fin, aun así permanecen juntos, evitando hacer contacto con  la ruptura que ya existe, tal vez, desde hace ya algún tiempo claramente identificado por cada uno, sin embargo, continúan fingiendo que nada pasa y de esta manera no vivir el dolor que implica toda ruptura y separación. Estas personas a lo largo de la relación han buscado razones para permanecer juntos, aferrándose a una historia que forma parte de un pasado sin retorno, aún así, para ellos pareciera valido pagar el costo emocional que eso implica.

Estas son algunas de las razones “válidas” expresadas con frecuencia para seguir  sosteniendo la relación: los hijos, los logros materiales alcanzados, el temor de comenzar otra relación, lo que van a decir o pensar sus familiares y amigos, el miedo a la soledad, y la supuesta seguridad que ya han alcanzado en pareja. Me llama profundamente la atención las edades que tienen los involucrados, entre 35 a 46 años, con relaciones cuyo tiempo oscila entre 10 y 15 años aproximadamente, este rango no obedece para nada a ninguna estadística mundial o local, se reduce simplemente a lo observado en mi entorno.

Este tipo de relaciones en las que la pareja ha dejado de existir, produce un vacío que con el tiempo da paso a un sufrimiento silencioso en ambos, aquí se abren dos puertas en direcciones diferentes, una de cada lado de los integrantes de la pareja, por las que pueden dar entrada a un tercero con la expectativa de satisfacer las necesidades afectivas que no han sido atendidas, ya sea por el otro integrante de la pareja o por la persona misma.

Escucho relatos en las que uno de los miembros de la relación  se ha atrevido a terminarla, porque siente que el amor se acabo y asume con valentía las consecuencias, además de su inminente soledad afectiva, dándose cuenta que es mejor estar solo, que sentirse solo con alguien virtualmente a su lado. Estas personas se han atrevido a explorar su soledad, tocar fondo, vivir su desilusión, sanar sus heridas para luego tener la apertura de conocer y compartir con otras personas,  que pudieran ser elegibles para acompañarse a vivir la aventura de construir una nueva vida en pareja con más potencial para el amor, la compañía y el desarrollo personal.

A veces me preguntan: ¿cómo decirlo?, ¿cómo decir adiós?, ante tal desafío  viene a mi mente una canción del año 1977 de Danny Rivera y Eydie Gorme, entonces les digo…para decir adiós solo tienes que decirlo, y guarda el recuerdo de la primera vez.  Te invito a escucharla.

¿Tendrías tú la valentía  para decir adiós cuando el amor se ha ido?.


Lcda. Dulayna Ávila. Terapeuta Gestatl. Máster en PNL. Máster en Nuevas Constelaciones Familiares.
Instagram: @entredoss22





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