Madre solo hay una… Gracias a Dios.





Siempre se habla del infinito amor de las madres hacia sus hijos, pero nunca se habla del amor de los hijos por su madre.  Desde la mirada de las Constelaciones Familiares hablamos de “el amor ciego”, eso que hace por ejemplo que un hijo o hija asuma “el yo por ti” o “yo como tú”.

Cuando hablo de “amor ciego” me refiero a esa fuerza inconsciente que lleva a una hija o hijo a asumir lo no resuelto por su madre, viviendo por ella o como a ella le hubiese gustado que fuera su vida, todo esto bajo su propia percepción y desde lo que la persona cree que es su propia historia.

Es parte de lo que se conoce como “las lealtades invisibles”, por ello todo lo que hace una mujer que es madre en beneficio de atender su vida, su historia y sus heridas es el mejor regalo que puede darle a sus hijos, este es un camino complejo, sabemos que vivir atentos y desde el adulto no es fácil, cuando decidimos crecer y hacernos responsables de nuestra propia vida vemos que nuestra historia está dentro de otras historias, entonces ese es el punto de partida para sanar.

La labor de la madre es tan ardua, que vemos algunos casos en que las madres dejan de vivir su vida para vivir en función de las necesidades de sus hijos, quedando ellas en segundo plano sin atender sus propias necesidades emocionales, mentales y físicas, a partir de allí, la dinámica de la relación que debe ser nutricia se transforma en una relación asfixiante tanto para la madre como para los hijos, quedando la madre totalmente descompensada y a veces victimizada. Es posible que a futuro los hijos traten de compensar la relación y no siempre será de la manera más sana.

En algunas familias hay hijos e hijas que sienten que deben proteger a su madre, consideran que su madre esta desvalida e indefensa y asumen roles  protectores, alterando por completo el orden en el sistema familiar, es allí donde la madre debe estar alerta y actuar oportunamente ocupando su rol y recordándoles a sus hijos que “ella es la grande y ellos son los pequeños”.

La dinámica es diferente cuando los hijos se dan cuenta que su madre puede y sale adelante con su propia vida, que atiende sus necesidades como persona y ser humano, entonces los hijos siguen el ejemplo de la madre y se ocupan de ellos mismos, en vez de estar haciendo lo que la madre no puede hacer por sí misma y es desde ese espacio donde hay un mayor desarrollo de los atributos y dones de todos los involucrados (madre e hijos), cada uno de ellos empoderados dentro de sus roles.

Sin lugar a duda la dinámica entre la madre y los hijos debe evolucionar considerando que los hijos van creciendo y haciéndose independientes, la madre debe estar atenta a fin de ir recuperando sus espacios para ella misma y así poder seguir estando para los otros, en salud y bienestar.

Entonces madre y ante todo mujer atiéndete, toma un respiro para estar contigo misma y tú, hijo, hija, regálele un poquito de espacio y tiempo a tu madre para que ella pueda recordar que es eso de, también existir para sí misma.

Lcda. Dulayna Ávila. Terapeuta Gestatl. Máster en PNL. Máster en Nuevas Constelaciones Familiares.
Instagram: @entredoss22






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