LOS PRINCIPES AZULES SÍ EXISTEN.


Este título me recuerda a una de mis maestras cuando estudie Terapia Gestalt. Ella decía en clase que los príncipes azules existían y para identificarlos te sugería hacer lo siguiente: tú agarras a cualquier hombre por el cuello y los vas apretando cada vez con más fuerza y veras como se va poniendo azul… ¡hay algunos que hasta se ponen morados!, (obvio, si se deja).

Yo también creo que sí existen, pero no hace falta hacerles la prueba de apretarlos, por lo menos no de esa manera. Esos seres realmente existen y andan entre nosotras, solo que no son de fábula, son de carne y hueso, son hombres llenos de virtudes y defectos, también sienten miedo, están experimentando la vida al igual que nosotras y probablemente sueñen con una princesa que se despierte todos los días cantando, sin mal humor, que siempre esté bella, disponible, que huela a flores, sin canas ni arrugas y que por supuesto no necesite depilación.

Lo cierto es que nos hacemos una película propia del príncipe azul, tal vez podamos echarle la culpa a Disney, a la sociedad o a la idea del amor romántico que se asocia a la vida en pareja, estas ideas originan un proceso de frustración por el cual atraviesan muchas mujeres en diferentes etapas de sus vidas, en las que la búsqueda del principie azul conlleva a decepciones e incluso a sentirse en algunos casos no merecedoras de amor o que algo pasa con ellas y ciertamente “algo” pasa con ellas.

Parte de ese “algo” que pasa es que han idealizando el amor, y el estereotipo del amor que han recreado en sus esquemas mentales es de cuentos de hadas, sus encuentros y vivencias con hombres de carne y hueso no llenan las expectativas del príncipe que solo es capaz de existir en su imaginación y ante semejante prospecto ningún hombre real tiene el menor chance. Es entonces cuando oigo la frase “mi peor es nada”, mi “mientras tanto”, que cerca de describir al compañero es un golpe a la autoestima femenina, desacreditándose ella a sí misma y al valiente caballero que osa competir con semejante príncipe. Cuando la relación termina entonces he escuchado: “seguiré besando sapos”…, aunque algunas no lo expresen tácitamente.

Algunas que viven en pareja repiten entre café y café con una expresión facial nada envidiable, el título del famoso monólogo “No seré feliz, pero tengo marido”, lo que llena de mucho más decepción y terror a las solteras soñadoras buscadoras de príncipes.

Aún más cierto es que estamos rodeadas de hombres queriendo amar con cada fibra de su ser tanto como nosotras, que están cansados de pretender ser héroes, que realmente no quieren ir a rescatar a ninguna mujer por el simple hecho que lidiar con sus propios dragones y hacerse cargo de ellos mismos ya es bastante. Sin embargo, hay algunos que les da miedo explorar la vida con mujeres que sean capaces de hacerse felices a sí mismas y liberarlos de la tan gran responsabilidad de encargarse de la felicidad de su amada. Para este último grupo de hombres cuando venzan su miedo, ya existen un montón de mujeres valientes dispuestas a vivir un amor realmente humano.

Entonces dejemos de apretarlos por el cuello, que sean libres de ser ellos mismos, así podremos descubrir qué hay de nuevo allí, dejémonos sorprender con la humanidad de ese hombre de carne y hueso que tenemos tan cerquita, sin juicios, exigencias ni cuestionamientos, ellos al igual que nosotras se cansaron de esperar a la princesa de los cuentos de hadas.

Se me ocurre proponerte un ejercicio simple que te permita reconocer si el hombre que estás conociendo o el que está a tu lado es un príncipe azul, coteja con las características de la lista que te doy a continuación:

 

Príncipe Azul de cuento de hadas

Príncipe Azul de carne y hueso

No te hace feliz, porque no existe.

 

Espera que tú ya seas feliz sin él.

 

Anda en su caballo blanco.

 

Puede andar a pie, en carro o moto.

 

Pelea con los dragones para liberarte.

 

Está peleando con su propio dragón para liberarse él.

 

Es bello, con su capa y todo.

 

No usa capa, probablemente tenga barriguita o barrigota, puede ser calvo y/o tener canas, frenillos, lentes, etc.

 

Es valiente.

 

Probablemente se desmaye antes que tú y de seguro corre más rápido.

 

No tiene corazón, es un estereotipo.

 

Tiene miedo de que le rompas el corazón.

 

Solo existe en los cuentos y en tu mente.

 

Es real y probablemente ya esté a tu lado.

 

Es perfecto, sabe qué hacer y cuando.

 

No “trata de hacerlo”, hace lo mejor que puede.

 

Es puro romance.

 

Es romántico… a su manera.

 

Viene a rescatarte.

 

No puede rescatarte.

 

Derriba las puertas del castillo.

 

No podrá derribar tus barreras.

 

Viene a liberarte de un malvado hechizo.

 

Te va a hechizar con su mirada, sus gestos y acciones, (pero no siempre ni para toda la vida).

 

No te hará llorar jamás.

 

Llorará contigo.

 

Está buscándote.

 

Simplemente está allí.

 

Te hará feliz para siempre.

 

Te hará experimentar parte de la vida y descubrir tus facetas.

 

Te muestra lo mejor de él.

 

Saca lo mejor de ti y también lo peor.

 

NO EXISTE en la vida real.

 

SI EXISTE en la vida real.

 

 

 

Cualquier otra característica que tú quieras agregar

 

 

Si haz agregado alguna característica adicional por favor no dejes de compartirla, también es una invitación abierta a todos los príncipes azules de carne y hueso que lean este artículo.

 


Comentarios

  1. Príncipe azúl de cuentos de hadas: no tiene hijos solo rumbear y rumbear con Cinderella; Príncipe azúl de carne y hueso: se atreve a experimentar contigo la maravilla de ser padre

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